Después de una excepcional jornada de convivencia en la Pradera, en la que en todo momento acompañó el buen tiempo, los romeros, enfilaron el camino de vuelta para regresar a la Casa Hermandad pasadas las once y media de la noche
Después de una excepcional jornada de convivencia en la Pradera, en la que en todo momento acompañó el buen tiempo, los romeros, enfilaron el camino de vuelta para regresar a la Casa Hermandad pasadas las once y media de la noche